Hinojosas del Cerro

Hinojosas del Cerro

Al norte de San Frutos y del embalse de Burgomillodo, un pequeño arroyo estacional se encaja en el macizo de Sepúlveda. Son tierras duras, de pastos para los rebaños y unas pocas hojas de cereales. En la ladera de un cerro, sobre el arroyo, se deslizan las casas de Hinojosas, pueblo que fue del ochavo de las Pedrizas y Valdenavares. 47 habitantes tenía en 1.850, en su mayoría dedicada a la cría y pastoreo de la oveja churra. En 1.952 tenía 261 habitantes que seguían dedicados en su mayoría a la cría de ovejas.
 

Patrimonio
El caserío es de piedra y se dispone en torno a una calle principal que sube desde la carretera hasta la iglesia de San Ubaldo, un templo románico de una sola nave rematada con ábside. El acceso, una portada románica de ruda decoración, se abre en el muro sur y queda protegido por un pórtico cuyos vanos han sido cegados. De la ermita de San Miguel arruinada al menos desde 1.845, tan solo se conservan la imagen del titular y las fiestas mayores del pueblo, que se celebran en su honor.

Desde Hinojosas parte un camino hacia el embalse. La primera parte es una calzada bien empedrada, que podría ser de época romana. Algo más al sur se encuentran los restos del pueblo de San Vicente, ya abandonado en el siglo XIX. Se conservan en este lugar los restos de la cabecera de su iglesia románica. Este lugar era el límite norte del territorio del Priorato de San Frutos que el rey Alfonso VI El Bravo donó al monasterio de Silos.